sábado, 19 de noviembre de 2011

Endulzando la tarde

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Fue el verano pasado, en agosto. Paseábamos por una calle, cerca de la Grand Place, cuando vi el escaparate de aquella pastelería árabe y me enamoré de todo lo que contenía. Lo primero que te asaltaba era el colorido, después el aroma a canela, naranja, azúcar, almendras, miel... que se escapaba por la puerta abierta. Todos aquellas fuentes repletas de dulces, me estaban llamando a gritos. Y no pude resistirme. Entré, elegí, compré y me los fui comiendo mientras caminaba despreocupada por las calles de Bruselas. Nada más morder el primero, un mundo exótico y lejano se deshizo en mi paladar, inundó cada célula de mi cuerpo, se apoderó de mi voluntad y me dieron ganas de dar media vuelta y entrar de nuevo en la pâtisserie, para llevarme unos cuantos más.

Meses después, en mi viaje a San Fernando (Cádiz), volví a sentir algo parecido. Paseaba sola por la calle Real, una plácida mañana de diciembre. Encontré una pequeña pastelería árabe, entré y me dejé inundar por aquel olor tan familiar y tan agradable. De nuevo compré los dulces que sabían a dátiles, a mazapán, perfumados de canela y bañados en miel. Una pura delicia. Ni siquiera tuve en cuenta las calorías. Me olvide de contarlas - sabía que mi cintura no se iba a resentir por ello - y me limité a paladear aquellas maravillas.

Y es que esta tarde, que está gris y lluviosa, lo que deseo es tener cerca de mí una buena taza de té y unos cuantos dulces adornados de piñones y almendras, mientras busco una hermosa foto para mostrar al mundo. 

Eso es lo que a mí me apetece, pero... mirando la foto que ilustra esta entrada, ¿es que no les apetece a los demás?


Mari Carmen



3 comentarios:

  1. GOLOSAAAAAAA. Pregunto, bueno casi no pregunto, yo no pensesaba que la pasteleria arabe fuera ta rica. No soy racista, no lo probe nunca. besos

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  2. Qué me vas a contar! El té y los pastelitos árabes....y ya puedo morir tranquila. Bueno vivir tranquila. Un beso.

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  3. Que delicia, la primera vez que los probé los llevó una compañera al trabajo,y la segunda vez cuando los compraste tu el año pasado. Creo que voy a hacer un chocolate para mi hija y otro para mi, y tal vez haga un bizcocho :)

    Un beso

    Lola

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