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Más relatos, en el blog de Teresa Casemelle
Se despertó y le pareció que hubiera dormido mil años. Los rayos de sol que entraban por su ventana, atenuados por los visillos, acariciaban su piel.
Se sintió animada, parecía que los días de fiebre habían desaparecido. Recordó a su madre y a su padre preocupados, pero ya estaba mejor, se sentía como si hubiera nacido de nuevo, y eso le llenaba de felicidad. El olor a pan horneado y café recién hecho despertó su apetito.
Al levantarse de la cama, se notó más ligera, como si volara, se miró en el espejo y se vió igual que siempre, ni siquiera había adelgazado, y eso que durante su enfermedad apenas si había probado bocado. Se acercó a la ventana, retiró los visillos...y allí estaba el mar, de un azul intenso como siempre... esperándola.
Adoraba darse un baño por la mañana temprano, cuando sólo estaba ella, el mar y el cielo. Cuando sólo ella formaba parte del paisaje.
En el jardín, vio a su madre cortando hortensias, y deseo abrazarla, pero tendría que esperar, de saberlo le hubiera prohibido el baño, pues aún estaba convaleciente.
Buscó su traje de baño, en su armario, y su albornoz... Salió de la habitación sin hacer ruido, pasó por delante de la habitación de su hermana, que dormía plácidamente, y le tiró un beso.
Bajó las escaleras despacio y al pasar por la cocina, oyó ruido de cacerolas y a Rosa hablar con el gato. Sonrió y se dirigió a la puerta. Abrió y asomó su cabeza sigilosa, mirando que no hubiera nadie, pero oyó pasos, se acercaba su madre y se escondió en la biblioteca.
Al verla pasar, escondida en la oscuridad, le pareció que estaba más delgada y que en su rostro había una sombra de tristeza. Con las hortensias en la mano, se dirigió a la cocina. Minutos después salió con las flores metidas en un jarron con agua. Fue al salón, las colocó sobre una mesa auxiliar y se dejo caer en el sofá. Cogió una fotografía, la acarició y se le llenaron los ojos de lagrimas.
Al verla en ese estado, se acercó a su madre y la rodeó con los brazos.
-Mamá, ¿por qué lloras? .
-Hoy hace un año que se nos fue, y cada día que pasa se me hace más insoportable- la voz de la madre sonó quebrada.
-Es verdad, cariño, pero hay que seguir adelante. Ella no quisiera verte tan triste...- oyó la voz de su padre a la espalda.
¿Qué pasaba? ¿Qué era lo que no entendía?
Miró la foto que sostenía su madre y vio...su propio rostro.
La angustia se apoderó de ella, y le vino a la mente aquel libro que leyó, en el que había personas que morían y su espíritu se quedaba en la tierra, inconsciente de su propia muerte.
Y no quiso pensar más.
Se dirigió hacía la puerta, atravesó el jardín, respiró profundamente y se llenó de la dulce fragancia de las flores y el olor a mar.
Bajó los cuatro escalones que la separaban de la playa y miró el mar, su mar, que allí estaba... aguardándola.
Se quitó el albornoz y acercándose al agua se fue metiendo poquito a poco, sintiendo como iba formando parte de ella y deseó... volver a nacer de nuevo.
Se quitó el albornoz y acercándose al agua se fue metiendo poquito a poco, sintiendo como iba formando parte de ella y deseó... volver a nacer de nuevo.
Lola Polo
Que foto mas bonita.
ResponderEliminarUn saludo desde Almaría
Muy bien narrado. Me ha dado un sentimiento tremendo de angustia el pensar que Ella estaba, de alguna forma, atrapada ahí, en el día a día; condenada a despertar sin saber, sin darse cuenta. Gran relato.
ResponderEliminarBesitos.
La verdad, hermana, es que te ha quedado bordado el relato. ¿Mira que si es cierto que hay espíritus que se quedan varados entre dos mundos?
ResponderEliminarUn abrazo, guapa :)
Mari Carmen
Más que provocarme un escalofrío de terror, ha hecho que me dieran ganas de derramar una lágrima. Precioso.
ResponderEliminarUna historia triste, más que aterradora. Tomar conciencia de nuestro propio final -si eso resultara posible- debe ser muy doloroso, sobre todo por ver el sufrimiento de nuestros seres amados.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bonita historia y muy triste. La muerte siempre es triste; aunque forme parte de nosotros. Y si eso es verdad; más triste es que tu madre no te pueda ver y tú a ella si.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué bonito, está narrado con mucha ternura. Esa situación la he pensado más de una vez, es decir, que una persona muera, no sepa que ha muerto, y siga vagando entre los vivos. Es verdaderamente angustioso pensarlo.
ResponderEliminarUn saludo.
Pues yo me creo situaciones como esta. No se que les ata, pero algunos no se van nunca. Precioso relato.
ResponderEliminarUn beso
Dicen que hay casos así en todos lados, que miles de espirítus quedan varados en sus lugares sin saber bien que su cuerpo ya no está. En particular tu relato me provocó tristeza y sensación de soledad.
ResponderEliminarMe gustó mucho leerte.
Un beso.
Me ha encantado el relato, pero me ha dejado el corazón apretado en un puño y no ha sido por el miedo, sino por la angustia de la pobre difunta y la pena de esa madre...
ResponderEliminarNo está el ser humano diseñado para perder a los hijos.
Muy tierno.
Besos,
Hola quedo impresionado con la narración que he leido, muy impresionado.
ResponderEliminarBesos...
y si, ese día en la parcela de Vicente lo pasamos bien. Sería bueno encontrarse algún día todos juntos.
cuidate
PRIMA.
Quedarse amarrado al mundo que conocen, ese no querer soltar la unión, a mi me da miedo si que me da y una tremenda angustia. Muy bueno
ResponderEliminarHermanas Polo.
Un abrazo.
Imaginaba desde el principio que ella estaba muerta, pero eso no le quita un ápice de interés al texto, está tan bien escrito que ha sido un placer leerlo hasta el final. Enhorabuena, amigas.
ResponderEliminarEstas historias de un muerto que no sabe que lo está tienen un doble filo, dan mucha ternura y a la vez mucha pena. Esta os ha salido bordada, tiene ambos tonos.
ResponderEliminarNo suelo llorar en el cine, pero el el sexto sentido me desquité. Y aquí, casi.
Besos, Mari Carmen y Lola.
Menuda angustia, la pobre... Me ha gustado mucho. Enhorabuena
ResponderEliminarmuy buena la frase.. y no quiso pensar mas,despues supongo se dejo llevar..nacer de nuevo ,un relato apasionado y dificil, tan pocas palabras y tantos matices, me gusta mucho, sigue asi de verdad,un saludo.
ResponderEliminarMe ha parecido un relato bellísimo. Unir el vacio de la muerte al espacio que llena el recuerdo de la persona que nos abandona es la forma más hermosa para sobrellevar una situación que, en cualquiera de los casos, hay que acabar enfrentándose a ella. Representar el mar me ha parecido casi hasta mágico. El mar representa, con su gran oleaje, la angustia por la muerte y, con su calma, la realidad de que ha pesar de la pérdida hay que retornar a la vida.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Precioso relato. Y Ribadesella... mi Asturias del Alma. Yo, de Gijón.
ResponderEliminarRepito... precioso, tierno y sublime. Un primor.
La angustia retratada de forma excelente. Ahora me pregunto, si estás cosas suceden (cosa que me asusta un poco pensar) ¿qué es lo que nos sujetaría permanecer aquí?
ResponderEliminarMe ha enganchado tu relato de principio a fin. No imaginaba que ella era uno de esos espíritus que se quedan por aquí, aunque yo creo que, en realidad, van y vienen...
ResponderEliminarGenial el ritmo y la forma que le has dado a tus letras.
Un abrazo.
Maat
Qué lindo! Me encantó... una narrativa muy dulce en un tema triste... quedó perfecto!
ResponderEliminarDá pena la soledad y desconcierto de los espiritus, de los muertos que no saben que lo estan. Tenemos alunos ejemplos en el cine. Hermoso relato, inspirador Lola de quien finalmente se funde con el mar
ResponderEliminarBesito
Es una situación tristísima la que planteais en esta historia. La pena de los padres que han perdida a una hija y la infinita sozobra de una hija atrapada en un mundo que, lamentáblemente, ya no puede ser el suyo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy hermoso relato, me gusto mucho por que es muy cierto, hay muchas personas que fallecen y no se dan cuenta de ello, púes se han escuchado con grabadoras en el miso cementerio que hay espiritus que se preguntan que estan haciendo ahí... pero este volvio a si hogar...
ResponderEliminarme encanto el relato, realmente hermoso...
¡¡Me ha encantado el giro sorpresa final!! Precioso. Y da un escalofrío cuando lo terminas. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Qué buen relato! las hermanas Polo Soler son de un talento sorprendente! Es un gusto saber que en este espacio nuevo para mi, puedo encontrar la mejor lectura!
ResponderEliminar¡Un beso grande a las dos!
Patricia
Sumergirse en el mar para intentar renacer de nuevo. es una idea muy poética.
ResponderEliminarGracias por participar ¡
Una escena muy cinematográfica, (después del "sexto sentido" todo es más predecible)
ResponderEliminarPero siempre resulta sorprendente imaginar la presencia ausente, y en ese punto el relato tiene matices muy poéticos y entrañables.
Besos
Tan, tan triste... me alegro que... renaciera.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Besines!
El mar es una excelente manera de morir y renacer. Algo eterno para unos simples mortales como nosotros.
ResponderEliminarUn saludo.