jueves, 8 de septiembre de 2011

Playa de Fuentebravía, Cádiz

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Frente a mí... olas, espuma y bruma en el horizonte. 
El azul del cielo y el verde azulado del Atlántico gaditano.
Los pinares a mi espalda, dándome sombra, cobijo, tranquilidad, bienestar. 
Y paz. 
Los pinos, bañados de sol, cubrían todo el monte. Árboles menudos, con aliento de resina y ramas habitadas de arañas diminutas, orugas y hormigas. 
A su alrededor, en el suelo, una maraña de agujas muertas, resecas, podridas. 

Todo, todo representándose para mí, ante mí, día tras día, semana tras semana en aquel teatro tan particular. Y yo allí, la primera, la única, abarcándolo todo, absorbiéndolo todo a través del corazón, de la piel, de unos ojos que miraban sorprendidos una escena extraordinaria, siempre distinta, por siempre mágica.
En aquella, nuestra playa.
Mi playa.

Mari Carmen

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