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Frente a mí... olas, espuma y bruma en el horizonte.
El azul del cielo y el verde azulado del Atlántico gaditano.
Los pinares a mi espalda, dándome sombra, cobijo, tranquilidad, bienestar.
Y paz.
Los pinos, bañados de sol, cubrían todo el monte. Árboles menudos, con aliento de resina y ramas habitadas de arañas diminutas, orugas y hormigas.
A su alrededor, en el suelo, una maraña de agujas muertas, resecas, podridas.
Todo, todo representándose para mí, ante mí, día tras día, semana tras semana en aquel teatro tan particular. Y yo allí, la primera, la única, abarcándolo todo, absorbiéndolo todo a través del corazón, de la piel, de unos ojos que miraban sorprendidos una escena extraordinaria, siempre distinta, por siempre mágica.
En aquella, nuestra playa.
Mi playa.
Mari Carmen
Pero que playa más bonita, Mari, y además, era toda nuestra :)
ResponderEliminarQue de recuerdos...
Lola
Hay playas que, en efecto, nos son mágicas.
ResponderEliminarBesos a ambas
Otro beso para ti
ResponderEliminarLola
Myriam, bienvenida :)
ResponderEliminarUn abrazo
Mari Carmen