sábado, 20 de agosto de 2011

Agosto y yo

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Isla de Marstrand. Suecia

Vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver... ¿por qué demonios tiene que hacer tanto calor? Una está deseando de que llegue el verano, sí, pero para poder lucir la piel y esos modelitos tan monos que te has comprado, ya sea en Zara o en El Corte Inglés, no para sentirte como un surtidor. Verdad que en verano da gusto poder ir medio desnuda sin tener que ir cargada de abrigos, jerseys ni medias; la colada se hace en un pis pas y se seca antes de acabar de colgar el último trapo; el día es laaaaaargo, laaaaaargo, y da tiempo a hacer todo lo que quieres e incluso lo que no. Entonces... ¿por qué narices no se le puede sacar todo el partido que una quiere a este bendito mes de agosto? Porque ya me dirán quién tiene arrestos para irse a la calle con 40º a la sombra, que si algo me gustaba de Noruega y Suecia, en estas mis vacaciones pasadas allí, es que te podías quedar todo el día en la calle pues si de algo te morías no era de calor, precisamente.

Y puestos a pensar, no sólo en una, sino en los demás, ¿a quién se le habrá ocurrido que el Papa tenía que venir a Madrid en pleno agosto? Desde luego, al que haya sido está claro que no quiere ni lo más mínimo a estos corderos que deambulan, asfixiados, medio muertos de deshidratación, de un lado para otro, por un Madrid infernal.

Pues a lo que iba, que tanta temperatura es un incordio porque si sales, malo, ya que te puedes morir de un golpe de calorina, y si no sales, pues peor porque se te pasan las vacaciones metida entre cuatro paredes.

Yo quiero vivir en un lugar donde el verano sea verano, pero con moderación, es decir,  ¡yo quiero vivir en Estocolmo!

El consejo del día:

Para hacer una mascarilla exfoliante que os dure todo el año, se puede recoger un botecito de arena de playa. Hay que mezclar 2 pastillas de jabón de glicerina con un vaso de agua y calentarlo a fuego lento hasta formar una pasta. Luego, añadir una cucharada de aceite de oliva y otra de arena. Se remezcla de nuevo y, cuando se enfríe, formar pequeñas bolitas que se pueden guardar y utilizar cuando se necesiten. La piel quedará tersa.

Mari Carmen

1 comentario:

  1. Agosto, yo y la menopausia. El colmo de los colmos. Un beso Leonor.

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