viernes, 7 de enero de 2011

Paseando Por Calles Solitarias

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A veces el cielo tiene misericordia de nosotros y se engalana dispuesto a dejarse cortejar. Sabe cuándo debe ser condescendiente y, olvidándose de su indiferencia, nos muestra su azul más espléndido, su cara más dulce, diríase que hasta se entrega sin condiciones. Y nosotros lo agradecemos infinito porque no hay nada más triste que visitar un lugar nuevo y verlo envuelto en la grisura de un día nublado, desvaído, sin matices. Y es que hay lugares que nos envuelven en su mirada y nos acogen y no quieren dejarnos escapar sin que hayamos exprimido toda su belleza. Como Castrillo de los Polvazares, ese pueblo maragato de calles solitarias, adormecido en su serena hermosura, en su paz.

Hoy cielo y pueblo han confabulado para seducirnos y yo camino despacio, rozando los muros con la punta de los dedos, mirando de tanto en tanto el vuelo de las golondrinas. Me detengo observando cualquier grieta, la madera, unas tejas, la hilera de hormigas que serpentea junto a una brizna de hierba, y siento que en aquella esquina permanecen acurrucados las risas y los recuerdos, y los llantos de tantos y tantos; y en esta ventana se airea el ronroneo de un gato, una canción de cuna, un sollozo desgarrado, una pena de amor, un anhelo callado; y sobre las piedras antiguas y gastadas flota el eco de nuestros susurros, el sonido cálido, que va y viene, de nuestras pisadas.

Hoy el cielo ha cumplido su parte y nos permite, mirando su azul casi blanco en la mañana, que más tarde se volverá rojizo, incluso malva finalizando el día, que podamos sentirnos agradecidos, marchándonos del pueblo con la sensación del deber cumplido, felices, risueños, en plena armonía.


Mari Carmen

2 comentarios:

  1. Pareciera que a veces la naturaleza se confabula con nuestros sentimientos,arrullàndolos y consintièndolos...que hermoso relato,

    saludos cordiales

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  2. UN GUSTO VISITAR SU ESPACIO Y LEER SUS IMÁGENES.
    UN ABRAZO

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