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Hace un día precioso, primaveral.
Es pasado el mediodía, se me caen los ojos de cansancio. Hoy es una de mis jornadas partidas. Me levanté a las seis y media, para entrar a trabajar una hora más tarde, hasta las once. El segundo turno comienza a partir de las cinco y media de la tarde hasta las diez de la noche.
Llego a casa, y Benji, mi perro, ya me esta esperando para que lo saque a dar su paseo.
Una breve visita a casa de mis padres y una agradable conversación con mi madre. Hace tiempo que no voy a Nueva Carteya, el pueblo donde nací. Hablamos de la familia, de mi tía Eladia, de lo alegre que era, siempre cantando. De cuando mis padres se la llevaron a Torregarcía, con doce años, y de los bocadillos de sobrasada riquísima que se comía.
Hablamos de la edad, de cómo nos conservamos, de la chacha Gloria y del chache Frasquito, de lo arrugados que eran, cuestión de genética, cosa que, afortunadamente, nosotras no hemos heredado. De lo guapo que era mi padre, de lo que se parece ahora a mi abuela Eladia, su madre. También del abuelo de mi padre, Antonio, cuyos últimos seis años de vida los paso en la cama, con una parálisis y ciego. De lo gracioso que era, de los escrupulosa que era su mujer, Manuela...
- Niñaaa... a mí me traes choriso y morsilla...
- Ayy... qué asco, a saber en qué lebrillos lo habrán hecho - decía la abuela, que era muy escrupulosa.
- Anda so asquerosa, que te da asco de to...
De cuando mi hermana era chiquita y la llamaba el abuelo y le decía:
-Ven aquí niña, dame la manita . Y mi hermana iba a dársela.
De los 20 duros, que en aquel entonces era un dineral, que le dio a mis padres, para que le compraran la cuna.
Es pasado el mediodía, se me caen los ojos de cansancio. Hoy es una de mis jornadas partidas. Me levanté a las seis y media, para entrar a trabajar una hora más tarde, hasta las once. El segundo turno comienza a partir de las cinco y media de la tarde hasta las diez de la noche.
Llego a casa, y Benji, mi perro, ya me esta esperando para que lo saque a dar su paseo.
Una breve visita a casa de mis padres y una agradable conversación con mi madre. Hace tiempo que no voy a Nueva Carteya, el pueblo donde nací. Hablamos de la familia, de mi tía Eladia, de lo alegre que era, siempre cantando. De cuando mis padres se la llevaron a Torregarcía, con doce años, y de los bocadillos de sobrasada riquísima que se comía.
Hablamos de la edad, de cómo nos conservamos, de la chacha Gloria y del chache Frasquito, de lo arrugados que eran, cuestión de genética, cosa que, afortunadamente, nosotras no hemos heredado. De lo guapo que era mi padre, de lo que se parece ahora a mi abuela Eladia, su madre. También del abuelo de mi padre, Antonio, cuyos últimos seis años de vida los paso en la cama, con una parálisis y ciego. De lo gracioso que era, de los escrupulosa que era su mujer, Manuela...
- Niñaaa... a mí me traes choriso y morsilla...
- Ayy... qué asco, a saber en qué lebrillos lo habrán hecho - decía la abuela, que era muy escrupulosa.
- Anda so asquerosa, que te da asco de to...
De cuando mi hermana era chiquita y la llamaba el abuelo y le decía:
-Ven aquí niña, dame la manita . Y mi hermana iba a dársela.
De los 20 duros, que en aquel entonces era un dineral, que le dio a mis padres, para que le compraran la cuna.
Después de quedar el martes - que tengo libre - para comer con ellos, regreso a casa.
23:00. Recuerdo la jornada de trabajo. Cansada pero feliz, tras pasar una tarde agradable entre mis compañeros, José Antonio, Ángeles y Enrique, con los que he compartido sala.
Seguramente, dormiré tranquila. En mi cabeza, una canción, I say a little prayer, de Aretha Franklin, que sale como fondo en no sé qué publicidad en la tele, y la cual me encanta.
Lola
Mi regalo para ti, Lola, y para todos los enamorados.
Mari Carmen
Mari Carmen
Querida hermana, la foto que me pedías que pusiera está tan borrosa que se veía nada. He pensado, entonces, puesto que hablas sobre Nueva Carteya, que te haría una composición con tres fotos del pueblo: sus campos (olivos y girasoles), una de las ventanas del mercado y esa palmera, de las que hay tantas en el Paseo y por todo el lugar.
ResponderEliminarLa música, me gusta mucho. Es preciosa.
Un beso, hermosa.
Mari Carmen
Me encanta el segundo vídeo, también lo estuve mirando, es muy divertido. Gracias
EliminarUn beso
Lola
Despues de una jornada cansadilla, el paseo del perro grrrrrrrr, pero lo borro todo el ratito feliz con tu familia. besos
ResponderEliminarMientras uno tenga con quien recordar, el pasado sigue brillando todavía. Cuando nos quedamos huérfanos, el ayer se nos escure entre los dedos.
ResponderEliminarEs triste.
un abrazo.
Sencilla, melancólica y bonita entrada, Lola; mientras la leía, sonreía. Yo apenas conocí a mis abuelos, ni maternos ni paternos, así que no tengo casi recuerdo alguno. Y me hubiera gustado, sí, haberlos conocido y tratado, como tú.
ResponderEliminarSaludos.