martes, 31 de enero de 2012

Qué poco dura lo bueno...

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Fue en Cádiz, la mañana del sábado pasado, cuando, callejeando, vimos este cartel, y me lo traje a casa. Pensaba usarlo para otra cosa, pero creo que este es su lugar. Al llegar a Cádiz, lo primero fue re-desayunar, porque hacía frío y el cuerpo pedía un café caliente y una tostada. No recuerdo el nombre de la cafetería donde entramos, pero fue un desayuno estupendo, ¿verdad que sí, Lola?




Camino del puerto de Gallineras, la vista se pierde por un campo cubierto de esta alfombra amarilla: las vinagretas. En realidad deben tener - tienen - otro nombre menos vulgar, pero yo no lo sé. Si sé que nosotros llamamos vinagretas a estas flores porque siendo pequeñas comíamos sus hojas y sabían ácidas. Madre mía, qué atrevidas éramos probando hierbajos...





También había caballos. Ellos sí, disfrutando de las vinagretas a placer.





Y ya en el puerto de Gallineras, barquitas que apenas se movían, adormiladas, dejándose querer por la brisa marina y los rayos del sol.





En las dos ocasiones que he venido a este pequeño muelle, he visto personas pescando. Estos pescadores tuvieron suerte: un pez de plata aleteaba entre las manos del hombre mayor, y desaparecía en una cesta. Seguro que, junto a otros incautos, sabría riquísimo en la cena.



Este yate parecía invitarnos a emprender un viaje por la bahía de Cádiz. Ya me hubiera gustado subir a bordo y, guiada por un experto capitán, recorrer la costa e ir señalando en la distancia... allá está Rota, y por ahí Puerto Real, y allí Fuentebravía, y un poco más allá... El Puerto de Santa María.



Mi guapa hermana Lola. Callejón Crocquer


Entre nuestros paseos por San Fernando, Lola y yo, a indicación de Carlos, del blog Buenas Ideas, nos acercamos hasta el Callejón de Crocquer, que en verano debe lucir esplendoroso, todo cubierto de flores, pero ahora está un poco apagado y húmedo. 

El Callejón Croquer es una pequeña calle situada en San Fernando, entre las calles Real y la calle Murillo. Tiene tan solo una extensión de 70 metros de largo por 2 de ancho, y trata de finales del siglo XVIII. 

Cada día que he pasado en San Fernando he deambulado por algunas de sus calles, sus paseos, sus plazas y me he dirigido hacia el puerto de Gallineras. Lola, además, me ha acompañado a Cádiz, aunque una mañana en esa ciudad llena de luz no es demasiado tiempo para visitar demasiado, y tres días en San Fernando tampoco, aún así, yo le agradezco a Lola que haya sido tan fantástica compañía. Igualmente le agradezco a Carlos su amabilidad y todas sus recomendaciones que, como ya suponía, en tan breve espacio de tiempo, sería imposible llevar a cabo.  Pero habrá más visitas, por supuesto. Por ahora me quedo con el buen recuerdo de este viaje a San Fernando y al mar.

Mari Carmen



4 comentarios:

  1. Mi marido lo recuerda, cuando era niño en villar del rey-badajor dice los llamaban agrillos, son la mismas. un abrazo

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  2. También yo tenía una entrada de este fin de semana, que ha sido estupendo. ¡Que fotos más bonitas! y esta vez esa imágenes las he vivido contigo :)

    Un beso

    Lola

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  3. Para mi ha sido un placer conoceros, y la pena es no haber podido acompañaros en las visitas; quedamos emplazados a tu próxima visita, comprometiéndome desde aquí a mi compañía.
    Gracias a las dos.

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  4. Los mejores recuerdos olfativos los conservo del puerto de Castellón. Ese aroma a redes, barca y pescado, salitre y brea, la lonja, el sol...
    Gracias por el paseo.

    Besito a ambas.

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