Paseo marítimo de Puerto Real. Cádiz
... Y cae la tarde, se desnuda para dar paso a la luna y con ella llegan los pensamientos furtivos. La mar acoge al sol y se tiñe de miles de estrellas, forma un manto y arropa a cada barca mecida suavemente por la brisa, pero es antes de que el sol se vaya, antes de que la noche llegue despacio y sin avisar cuando nuestros ojos se llenan de luz, esa luz del atardecer, que hace que nuestras esperanzas duerman hasta que el amanecer vuelva a darles vida.
Mi alma reposa en cada barca, en cada ola;
mis dedos dibujan nubes, las hago crecer hasta darles vida;
mis sueños, gaviotas son en mi mente;
y mi esperanza, el verde de unos ojos, que alguna vez me dijeron, te quiero, tumbado en la playa.
mis dedos dibujan nubes, las hago crecer hasta darles vida;
mis sueños, gaviotas son en mi mente;
y mi esperanza, el verde de unos ojos, que alguna vez me dijeron, te quiero, tumbado en la playa.
Cuando las estrellas nacen, entiendo lo pequeño que es el mundo, lo pequeños que somos, pero lo grande que podemos ser.
Quizás sólo seamos barcas sujetas por la cuerda de la vida y nos movemos al antojo del viento y las mareas, pero hasta ellas son recias, capaces de aguantar mil galernas y aun así seguir a flote.
Lejos queda ya el pasado. Desde la linterna del faro, miras el horizonte y piensas... mientras me anclen a la vida esos ojos verdes, ya puede arreciar el viento y venir la tempestad, que la estaré esperando .....
Lola
Una belleza de texto, hermana. Y una foto que me recuerda una mañana en el puerto de Gallineras. Una preciosísima mañana de mar en calma con el sol reflejándose en el agua. Pura felicidad era aquella calma, y tener la dicha de ver aquellas barquitas.
ResponderEliminarFelicidades por el escrito :)
Mari
Por qué será que nos llaman tanto la atención esas barcas mecidas por el agua. Sigue dibujando nubes.
ResponderEliminarTus palabras son tranquilizadoras. Un beso.