La Pedriza. Madrid
Aquí no hay mareas que le canten sus canciones a las barcas varadas junto a la orilla. Y no se levanta polvo al dejar nuestras huellas sobre la tierra reseca. No hay gorriones que picoteen los granos que transporta el viento, ni siquiera un ruido de peñuzas o balidos que nos regale su eco.
Aquí tan sólo reposa la piedra que lame y pule la corriente, el alga que tapiza el lecho del río, el pez de plata que juega con la espuma del torrente, el arbusto donde la perdiz oculta su nido...
Es de agua, y no de barro, este sendero que pasa y corre y se pierde entre quebradas, bosques y praderas bañadas de rocío.
Mari Carmen
Cuando conteplamos un rio, pocas veces pensamos
ResponderEliminaren que no estamos viendo la misma agua: una gota detás de otra ellas corren a su fin a su desembocadura sin poder retroceder. Con la vida ocurre la mísmo:los minutos los días las horas, pasan sin poderlas vivir nuevamente.Es muy importante saber vivir el día a día.
Muy simbólica vuestra reflexión.
Abrazos.