martes, 10 de mayo de 2011

El Mar

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El mar... Ese mar azul, vivo, fragante, confidente, suave, denso, vaporoso, amable, hosco, fuerte, tirano, cuna de dioses divinos y humanos, mimado, cubierto, acariciado por los frágiles dedos de un cielo blanco. Mar en mil palabras anhelado. Mar que se navega sin principio ni fin. Mar amado. Mar eterno. Mar odiado. Mar luminoso. Mar en tantas noches deseado.

¿O quizá sea todo lo contrario? Acaso el mar no sea azul sino blanco, blanco, tan blanco como nieve o como el raso que tapiza el cofre donde guardamos los pequeños milagros cotidianos, los recuerdos de la niñez con sus paisajes difuminados, los olores que nos transportan a esos otros mundos que nunca más hemos transitado, y el cielo... tan sólo una gasa pintada de gris azulado donde se posan gaviotas, donde las nubes son barcos. Y las estrellas... redes estremecidas de peces plateados.

¿Qué tiene el mar, ese mar, blanco, azul, gris, verde o rosado, que quien ha sido ungido con su aroma, nunca más puede olvidarlo?

Mari Carmen

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