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No entiendo mucho de coches y cojo el mío lo justo para satisfacer mis necesidades, es decir ir al trabajo, a la playa o al mercadillo. El otro día llevamos el coche al taller de Antonio, porque el espejo del retrovisor izquierdo se despegó y se cayó rompiéndose el cristal.
Al entrar vimos un coche enorme que llamó mi atención, me fije en la marca, un Ford Mustang, y me recreé en él, capó largo, parte de atrás corta, solo dos puertas, me fijé en su interior, que estaba impecable, y las marchas automáticas.
-¿Cuantos años tiene este coche, Antonio?
-Es de los años 70.
-Es precioso, pero no veas para aparcar este bicho, ¿no?
Realmente era precioso, se notaba su soberanía, todo un clásico, el típico coche americano. No me imaginaba aparcando un coche de casi 5 metros de largo y gastando 25 litros de gasolina cada 100 km.
Antonio me invitó a montarme y hacerme fotos. Lo dudé. Yo en chandal y con esos pelos... Al final accedí.
Me sentía pequeña en aquel coche, yo que tengo un Kia Picanto. Su interior era enorme y pensé en Thelma y Louise, recorriendo las carreteras hacia Arizona, aunque mas bien por su forma deportiva tendría cabida en alguna pelicula de James Bond.
Ahí estan las fotos, no me dirán que no es una preciosidad...
Lola
Pues sí que es bonito el coche, sí. Creo que hace siglos que no veo uno como ese.
ResponderEliminarUn beso, hermanita guapa.
Mari Carmen
Muy buena entrada, Lola, curiosa. Yo me estoy "achicando" con los años; y así, mientras más joven, lo que buscaba eran coches grandes, ahora cuando cambie de coche lo haré por un utilitario... Lo cual no quita para que admire todo un clásico como este Ford Mustang...
ResponderEliminarBonito coche, que estos días pases unas felices fiestas navideñas, ¡feliz Navidad!.
ResponderEliminarun abrazo.