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A pesar de su corta edad, Nafiseh, de 5 años, se sentía ilusionada al oir hablar a sus padres de un viaje hacia otro lugar donde vivirían mejor, un lugar en el cual poder ganar dinero para ayudar al resto de su familia.
Un día, al atardecer, después de jugar con sus amigos y tras la cena, sus abuelos, tíos y primos los despidieron entre abrazos y besos. El día de la partida había llegado.
Ya en la playa, su padre, su madre embarazada y ella, más quince personas, subieron a una barca y emprendieron el viaje.
Acurrucada entre sus padres, abrazada al vientre de su madre, sentiendo su movimiento y acunada con una dulce canción, se quedó dormida.
La despertó el zarandeo de la barca, las olas golpeaban contra ella, y el agua entraba dentro.
Un día, al atardecer, después de jugar con sus amigos y tras la cena, sus abuelos, tíos y primos los despidieron entre abrazos y besos. El día de la partida había llegado.
Ya en la playa, su padre, su madre embarazada y ella, más quince personas, subieron a una barca y emprendieron el viaje.
Acurrucada entre sus padres, abrazada al vientre de su madre, sentiendo su movimiento y acunada con una dulce canción, se quedó dormida.
La despertó el zarandeo de la barca, las olas golpeaban contra ella, y el agua entraba dentro.
Vió como su padre y otros hombres achicaban el agua, mientras su madre la abrazaba fuerte y rezaba como los demás.
Sintió frío, miedo y comenzó a llorar. Quería volver a casa.
Perdidos y sin rumbo.
Unas luces en la oscuridad... voces pidiendo ayuda... un barco pesquero se acercaba hacia ellos.
-¡Estamos salvados! ¡Gracias, Jesús!- la besó su madre y se sintió mejor.
Lágrimas de alegría...
Sueños perdidos...
Volverían a intentarlo.
Lola
Lola
Sí, así es, siempre vuelven a intentarlo porque es eso o morirse de miseria en sus lugares de origen.
ResponderEliminarUn abrazo, guapa.
Mari Carmen
hermoso relato ,la esperanza viajaba tambien ahi y los sueños ,quizas ,todos seamos inmigrantes de sueños, quiza ,todos, alguna vez viajamos en barcas como estas deseando un amanecer, mas calido . felicidades por el relato un abrazo
ResponderEliminarVolverán a probar, la perseverancia para salir del hambre lo puede todo aún a costas de la vida, incluso mejor la muerte, así se sienten.
ResponderEliminarHermanas, jejeje, pareja inseparable, Lola y Carmen, mi abrazo y gracias por este pedazo de humanidad que nos brindas, cabe la esperanza, a veces lo dudo, y viendo según que posturas, mala cosa para el pequeño Nafiseh !que tengan suerte! Besitos x dos.
Ambas hemos ido por el mismo camino. Es lo más cercano a nosotras y no dejamos de apenarnos con cada llegada. Sabemos lo desesperados que deben estar para exponer así sus vidas y la de sus hijos. Un beso.
ResponderEliminarSentimientos encontrados: esperanza, ilusión, desolación, desencanto...todo eso y mucho más en cada uno de los miles, millones de migrantes que de uno a otro punto de nuestro mundo intentan -tantas veces en vano- encontrar un sitio mejor donde sobrevivir. Qué injusto!
ResponderEliminarUn abrazo.
Con ilusion todo se podra conseguir. besos
ResponderEliminarNunca hay que perder la esperanza... Siempre hay que seguir intentando si es para estar mejor.
ResponderEliminarUn abrazo
Lo cual es tremendo. Que vuelvan a jugarse sus vidas para llegar a una tierra que piensan les dará oportunidades. Ojalá se las de.
ResponderEliminarUn beso
Tiene que ser muy mala la situación para arriesgar sus vidas. El caso es que la realidad una vez llegan a su objetivo tampoco es lo que anhelaban...
ResponderEliminarBesos
Cuántas veces se ha visto que las mismas personas que son devueltas a sus tierras intentan salir de ellas como sea, en busca de ese mundo lleno de posibilidades que imaginan y que nosotros quizás no sabemos valorar.
ResponderEliminarUn relato con una perspectiva interesante, lleno de esperanza.
Saludos!