viernes, 11 de diciembre de 2009

Reencuentro

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Llegó cansada a casa, después del trabajo. Soltó el bolso y se quitó el abrigo. Se puso ropa cómoda y se dirigió a la cocina. Calentó la comida en el microondas y se dispuso a almorzar. No tenía apetito, pero hizo un esfuerzo. Últimamente no se encontraba con fuerzas , tal vez, en parte, de se debiese a su mala alimentación.

Dos semanas para ver de nuevo a su hija. Dos semanas para que llegara la Navidad. Que sola se sentía... tanto silencio...


Sintió frío y puso la calefacción. Mientras preparaba el café, encendió el ordenador para ver el correo:


-publicidad, a correo no deseado.
-dos correos de compañeros felicitándola.
-un correo de su hermana, recordándole el cumpleaños de su madre
-¿Elly?... ¿ Quién era Elly?!.. Le dio a eliminar, o eso creyó ella. El correo se abrió. Torpe, se dijo. El mensaje sólo mostraba unas palabras:

¡¡Feliz navidad y feliz 2001!!,

¿Quedamos para tomar un café?

Besos. Elly

Feliz 2001… ¡Que gracia! Se habían equivocado de correo y también de fecha. Hacía tiempo que tenía la misma dirección de correo, ¿por qué iba a cambiarla? 2001… Un año difícil, sin duda alguna… Una sonrisa triste se reflejo en su rostro. Primero la separación, después su hija se fue a estudiar fuera, y siempre hacer frente a tantos gastos, incluso ¡ella en un psicologo! Se levantó, se sirvió un café y se dejó caer en el sofá, pensativa...


El sonido de un correo nuevo le devolvió a la realidad. ¡Elly!, otra vez la tal Elly, abrió y vio una dirección:


C/ Orinoco, 35

Consultó un callejero. Aquella calle estaba en la parte este de la ciudad. Tendría que coger un autobús , el número 6, porque estaba decidida a ir, algo le empujaba a ello, no sabía el por qué.


Y allí estaba, a sólo dos calles, según le indicaron. Era una zona tranquila, casas adosadas de fachadas blancas, con un pequeño jardín delantero. Treinta y tres… treinta y cinco… Dudó por unos segundos si seguir adelante. Llamó. Nada. Silencio. Iba a llamar de nuevo cuando se abrió la puerta y vio ante sí a una mujer joven de rostro agradable.


-Perdone... pero recibí un correo con esta dirección... Lo firmaba alguien llamado Elly y yo...
-Sí, Elly es mi tía, contestó sonriendo. Y la invitó a pasar.


A mano derecha de la entrada había un salón, y en un cómodo sillón había una mujer cuyo rostro le era familiar.


Claro… Isabel, era su amiga Isabel ¿Cuántos años habían pasado? Sus vidas habían cambiado y el tiempo, que pasa tan de prisa, hizo el resto. Siempre con un café pendiente…
Isabel, atrapada por la enfermedad de alzheimer, con sus miedos, sus silencios, sus miradas perdidas buscando una razón, en un mundo sin sentido.


Se acercó a ella, le cogió las manos con ternura y la abrazó.


-Es la hora de su paseo, dijo amablemente la joven.
-¿Puedo? - le suplicó.
-Claro…


La sentaron en una silla de ruedas, la abrigaron y salieron a la calle.



-¿Qué te parece, Isabel, si nos tomamos un café y hablamos de nuestras cosas? Hace tanto tiempo que no nos vemos y tengo tanto que contarte…

Loli Polo

1 comentario:

  1. hola prima.
    Me fascinan estas historias entre realidad y ficción que parece que estoy leyendo un libro y no me puedo ir por su interés. Estaré pendiente a otra entrada para ver qué se cuentan.
    Un beso, es bonita tu historia.

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