lunes, 14 de abril de 2014

Huevos de Pascua

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Era en semana santa, y era la costumbre en ese día el salir al campo a merendar. Mi madre nos preparaba la merienda: bocadillos de tortilla de patatas, fruta y un huevo duro para cada uno.  

Salíamos con los demás niños del cuartel, bajábamos hacia el río y buscábamos un lugar al lado de la ribera. Explorar los alrededores, sentir la frescura del agua, correr y jugar al escondite, abrían el apetito. Unos bocadillos que nos sabían a gloria, y el huevo duro que pacientemente mi hermana había dibujado y coloreado, y que con todo mi pesar tocaba jugar con él a hacer carreras hasta que se rompía la cáscara y había que comérselo. Tardes que se convirtieron en momentos inolvidables.

Como todos los años, cuando llegan estas fechas, en el supermercado vemos huevos de pascua de chocolate y sentí curiosidad unido al recuerdo de mi niñez, de saber el porqué de esa costumbre. 

Y es que antiguamente al llegar la Cuaresma no estaba permitido comer huevos y para conservarlos los embadurnaban con cera líquida. Al llegar la Pascua la gente regalaba huevos a sus familiares y amigos. Esta tradición se convirtió en la costumbre de pintar huevos y regalarlos.

Este año, evocando aquél bonito recuerdo, he decidido hacer mis huevos de Pascua, de manera simple, decorándolos con esmalte de uñas, que es lo que tenía más a mano, pero otros años los pintaré con temperas de colores llamativos, y será una bonita costumbre más al llegar la Semana Santa. 

Lola

2 comentarios:

  1. Sii, es verdad, que buenos tiempos.Otro beso para ti.

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  2. La verdad, que en cuanto he comenzado a leer en seguida me ha venido a la cabeza Coca (Segovia), con su rio el Eresma, los chapuzones que nos dabamos y me acuerdo de ir a por cangrejos, con Pedro Carlos, Dioni y Mariano, que bien lo pasabamos.

    Lola un beso

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